martes, 12 de abril de 2011

Artículo de opinión

Hoy en día oímos hablar de la existencia de muchas técnicas de manipulación genética pero en realidad muchas veces no sabemos que son, ni tenemos conciencia de las ventajas e inconvenientes que estas puedan acarrear. Basándonos en el artículo encontrado en la siguiente página web http://pequelia.es/54642/primer-bebe-medicamento-en-francia-para-curar-la-beta-talasemia/nosotras hemos decidido centrarnos en una de ellas, que es el diagnóstico genético preimplantatorio. Se trata de una técnica que consiste en el estudio del ADN de embriones humanos obtenidos con técnicas de fecundación in vitro antes de ser transferidos al útero materno , lo que permite seleccionar aquellos que cumplen determinadas características o eliminar aquellos que portan algún tipo de defecto congénito. Esta técnica ha suscitado muchos debates sobre si es algo ético o no pero nosotras únicamente nos vamos a centrar en los pros y contras que esta conlleva.
Desde una perspectiva positiva permite identificar enfermedades genéticas en el embrión y así evitar el interrumpir un embarazo, determinar si el futuro bebé nacerá con alguna enfermedad de este tipo, posibilita a las parejas conocer el estado de sus embriones y en el caso de que se detecte alguna anomalía en estos utilizar los óvulos de una donante y por ultimo incrementar el porcentaje de embarazos determinando que embrión tiene mas posibilidades de implantarse, cuál debería congelarse y cuál no es viable.
Pero como hemos dicho anteriormente también podemos dar unos aspectos negativos de esta técnica como por ejemplo la utilización de la persona como un medio para conseguir un fin y el almacenar los embriones desechados en bancos podría suponer un problema ya que si se le deja desarrollar se convertiría en un nuevo ser humano.
Por lo tanto podemos concluir que la finalidad real de esta selección es, en la mayoría de los casos, mejorar la calidad de vida de las personas presentes y futuras, no el tener un hijo con ojos azules y pelo rubio, sino mejorar la salud de las personas para que no desarrollen enfermedades en un futuro que le aporten sufrimiento y tengan una vida más digna, larga y plena. No se trata de crear “superhombres”, sino mejorar lo ya existente en pro de una mejor vida, manteniendo lo que ha definido siempre al ser humano, la individualidad, la peculiaridad y el ser único e irrepetible.